lunes, 23 de diciembre de 2019

6 Underground - El Anarcocapitalismo Bayiano



En un tuit al que le perdí la cuenta mencionaba que Michael Bay pasó de ser un director exitoso y malamente influyente, en otro autor enfrentándose al monstruo hollywoodense llamado Disney. Aparte de lo increíble que es que el tipo tenga un estilo propio (mal que bien), que al igual que otros directores haya decidido pasar al streaming. ¿Aprendió algo con el debacle de Transformers? 

Si has visto cualquier película de Bay y prestado mucha atención, cosa que es complicada ya que el tipo se encarga de distraer al espectador con explosiones, CGI, y cambios de plano cada 3 segundos; se dará uno cuenta de la agenda pro-bélica, chauvinismo americano, y la promoción de actitudes ultraconservadoras en su cine. Están escondidas a través de un cine tan comercial y vació que hasta el mismo debe reconocerlo, que sencillamente su público está más que preparado en apagar su cerebro y usarlo en algo que si valga la pena.

La película inicia con una secuencia donde nos introducen los fantasmas. Un grupo de hombres y mujeres que fingen su muerte para entrar en misiones en pos de un mundo mejor. Estos son reclutados por Ryan Reynolds, llamándose uno donde usa su dinero generado por el mismo y sus experimentos, él dice ser un Elon Musk o un Bill Gates pero sin repercusión mediática, cosa ridícula en un supuesto genio, atractivo y cínico. 
Volviendo a dicha introducción todos los personajes son llamados por un número esto por seguridad y evitar relaciones íntimas, más allá de eso no cuentan con un personalidad solo son un rol y/o estereotipo.

O por lo menos eso es lo que intenta decirnos mientras nos distrae con groserías, edición de niño de primaria jugando con el movie maker, asi como no uno ni dos sino como tres elipsis; recordemos que Bay es autor y quiere irse a la avant garde. Cosa que sería medianamente perdonable si fuese exclusivo de esa secuencia pero no, todos esos vicios continúan por las dos horas del filme.

De ahí tenemos una historia que inicia tres veces, más escenas con los personajes que son mero relleno, estos parece que solo interactúan y desarrollan sexualmente. Tan mal planteada es la película que un personaje secundaria recibe una escena introductoria como de protagonista, solo para que el resto de la cinta no realice nada relevante más que hacer que el nuestro héroe se haga ”woke”.

Bay será lo que quieran pero a diferencia de otros cineastas malos, sus películas suelen verse y oírse excelente. Bojan Bazelli aleja a Bay del horrible y cliché naranja-azul para irse tonos coloridos más variados, la colorimetría varía de la locación, aunque se va al naturismo documentalista en las escenas en el país inventado. 
Obvio un linda fotografía no suele salvar un estúpido guión pero al menos se agradece que no me sangren los ojos. Cosa que no puedo decir la musicalización, si bien el sonido está bien, varias escenas tiene un extraño melancolismo que no va ni con las imágenes, ni el tono presentados, lo único rescatable son las canciones que aunque cursis funcionan mejor que una introducción a la Bryan Adams. El trabajo de Lorne Balfe más que malo es ridículo por demás.
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Toda la agenda de Bay sigue ahí pero en muchos casos más mesurada: El billonario anarcocapitalista quien a pesar de morir puede seguir generando dinero (¿de donde vendrá?) pero lo usa por el bien común, que consiste en derrocar gobernantes y matar a los chicos malos. Eso sin faltar los toques a criticar a los millennials, cuando su protagonista es todo menos un boomer.
El pro belicista de ilustrar de forma divina a las armas y vehículos militares (es un soldado quien le introduce el conflicto interno el protagonista), ya que el problema para los libertarios son los gobernantes, no por corruptos sino por “pussies”. Sin olvidar a las minorías y mujeres quienes siguen siendo cosificados y estereotipados, aunque en menor medida que sus anteriores películas. Incluso el product placement es menos agresivo.  

Si bien su segunda mitad mejor el horrible ritmo de la primera, dando un clímax entretenido y Reynolds ofrece un actuación carismática en un personaje por demás plano. De alguna forma lo que habría que agradecer es que no se digno a ponerla en cines sino en un lugar donde la puedes parar si quieres. Y es que para ser una película de acción, con una premisa y temáticas interesantes, termine siendo un largo y tedioso cúmulo de secuencias mal editadas y estructuradas.

Lo que termina por ser lo más interesante de la película, es cómo a pesar de mostrar el mensaje donde se le pide al macho alfa abrirse y reconocer la individualidad de las personas en vez de clasificarlos, y al mismo tiempo tenemos todavía una preocupación por si los integrantes latinos son ilegales en EEUU, a pesar de que ya todos están “muertos”.

Tal parece que a su director le sigue importando.



lunes, 28 de octubre de 2019

Chicuariotes (2019)


Se entiende que uno esté cansado de las películas románticas protagonizada por gente que odia la televisión a pesar que de ahí vinieron y terminan por hacer cosas aún peores. Así que me imagino que por eso se aprecio de más el reciente filme de Gael García.

Sin embargo, el hecho de no ser otra comedia posiblemente sea su única virtud porque de ahi en fuera estamos ante un producto que de principio a fin no termina por decidir que es. Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal) son un par de muchachos quienes sufren por todos los estratos de la pobreza, pierden un arma y buscan la manera de recuperarla... y nada más.

Un grave problema es que no tenemos trama en sí, sino más bien una anécdota curiosa y algo surrealista (o es lo que pretendía el director), o eso parece porque las situaciones son tan exageradas y mostradas con tan poca sutileza que parece teatro callejero más que un retrato de la realidad. Desde el protagonista que se dirige a una locación solo para que su padre de la nada lo golpee, el vagabundo que quiere violar una menor para intensificar más el drama de un linchamiento, hasta el mismo padre matando un guajolote (pavo) salpicando de sangre a su mujer (para nada una referencia a la gallina en Los Olvidados de Buñuel).

Si las situaciones parecen sacadas de manga, las actuaciones no ayudan para alejarse de un tratamiento melodramático. Todos los actores muestran un tono sobreactuado para sus ya de por sí unidimensionales personajes; las groserías y los modismos son forzados, varios estan en tonos distintos. Por supuesto, Gael García no se pudo resistir a mostrar que es un “director serio” al contratar a algunos no-actores quienes como siempre se les nota lo pésimo que están dirigidos. Encima el audio estaba tan mal tratado que todos parecían estar doblando sus líneas en una cabina que actuando en locación. 

Y ese final... bueno regresando un poco a Los Olvidados, de la que muchos la han comparado, la fuerza de ese filme se centra en sus personajes, cada uno representando los vicios de la sociedad mexicana, sumamente alejada de los estereotipos idealizados en las películas de Pedro Infante. En Chicuariotes, en pleno 2019, la gran mayoría son clichés: el padre violento, la hermana sexualmente activa, el hermano gay, el adulto conservador pero hipócrita (?), el vagabundo pervertido, el amigo introvertido, etc. Ninguno es particularmente interesante, ninguno aporta nada al conflicto central del protagonista (cosa contraria el filme de Buñuel), es más, ¿el prota tiene conflicto?

Cierto el roba el arma de su papá para usarlo en asaltos, el carnicero se la quita y este secuestra al hijo de este para recuperarla. Pero todo es conflicto externo, el interno está demasiado ambiguo que incluso diríamos que es inexistente y para un filme de crítica social, uno esperaría una propuesta vanguardista para que el personaje se mantenga estático. 


Pero no, todo concluye en el cliché del final abierto, donde el protagonista contempla el fuego, ¿una representación de su actitud destructiva?, no lo sé y francamente tampoco importa. Gael como buen niño rico con recurso público hizo otra película para europeos y el resto, hambrientos por un cine diferente se lo compraron, en realidad no es nada nuevo.

lunes, 29 de julio de 2019

Toy Story 4 – De lo dado lo obtenido


Cuando se anunció la cuarta entrega de esta mítica franquicia, la reacciones fueron mixtas, desde quienes la ven como otro intento absurdo de la casa del ratón para hacer dinero a costa de un producto innecesario, a lo que a pesar de todo estaban dispuestos a darle la bienvenida. 

A diferencia de otras secuelas desabridas de Pixar como Incredibles 2 o las continuaciones de Cars, con Toy Story 4 tenemos un film bastante digno aunque desafortunadamente sufre por tener fallas más notorias que sus predecesoras además que llevará el estigma de ser una película de más.
El apartado visual es impecable, sabemos que es Pixar y con esos presupuestos que se cargan la calidad de sus animaciones debería ser alta debería como mínimo, pero ellos logran siempre superarse. El nivel detalle en las texturas como la madera, el metal, las plantas, la diferencia entre el plástico de Woody y el de Forky por ejemplo. El uso de la iluminación entre con ventanas, texturas, agua, variando con las fuentes de luz. A diferencia de El Gran Dinosaurio cuyos fondos hiperrealistas chocaban con sus personajes caricaturescos, aquí se logra un balance entre sus fondos realistas y los personajes icónicos desde hace 24 años.

Los nuevos personajes como Gabby Gabby, Forky, Duke Caboom, Ducky y Bunny son buena adiciones al ya larguísimo cast de personajes; los primeros teniendo arcos interesantes y emotivos. Pero esta es una nueva Toy Story 2 ya que Woody es quien nuevamente tiene el mayor peso dramático y enfoque; si en la última entrega el punto era el de dejar ir a Andy, ahora es hacer su vida aparte. Así es como llegamos a Bo Beep quien pasa a un rol más proactivo e independiente debido a sus experiencias pasadas, aunque en ocasiones este recurso se exagera.

Debido a esto con Woody y los nuevos personajes, se sacrifican cualquier arco posible para el resto de las juguetes, incluso los introducidos en la anterior entrega solo continúan como muebles en la película. Y tomando en cuenta su final, si resulta un tanto decepcionante que a duras penas tengamos algo relevante con Buzz, Jessie, o Slinky.

Si bien es un problema bastante notorio, Toy Story 4 aún es una película lo suficientemente emotiva, entrañable y visualmente bella como para justificar su existencia.


lunes, 15 de julio de 2019

Us - Crítica



No podemos negar que la primera mitad de Us es excelente: una tensión y misterio bien cimentados, un magistral movimiento de cámaras, una paleta de colores interesante y una formidable actuación de Lupita Nyong'o.

La primera escena no solo nos coloca en tono, sino propone la calidad que tendrá la al menos la primera parte: una niña quien en una noche en una feria con sus padres aprovecha que están distraídos y se desvía donde tiene una experiencia sobrenatural: solo ahí Pelee hace cine.

De ahí vamos un poco a lo tradicional, una familia tiene un viaje a la playa; un esposo burlón,  una hija debatiendo sus habilidades escolares y un niño que hace trucos de magia, quienes muy pronto estarán a merced del horror. Mencionando a Nyong'o quien sin dudas se luce en todas la facetas del personaje, sobre todo su semblante misterioso bajo un perfil de esposa común y corriente.

Luego tenemos la primera interacción de estos con sus dobles paralelos (Doppelgängers), seres que son la versión corrompida de cada miembro de la familia; en toda la escena tenemos al director subiendo las expectativas entre la tensión dramática y el terror psicológico de nuestro personajes.

Sin embargo, es después de esto que el film se le cae, puesto que se vuelve una especie de zombie film (con unos niveles arriba), con la familia escapando de sus raptores que solo juegan con ellos mientras que cualquier otro personaje muere rápidamente, esta rutina llega a ser un tanto molesta pues resalta las conveniencias del guión.

También hay varios giros que llegan a lastimar el concepto, así como hay otros que resultan muy predecibles. Aunque aprecie la dirección anteriormente también he de decir lo predecible que es el giro principal, no quiero spoilear y entiendo que manejar el misterio durante el film sin ser tan directo puede resultar complicado, pero siempre hay una manera. 
Hubo un momento donde parece que va por otra ruta pero al final solo confirmo sospechas, y el mismo giro por sí solo no es malo además que se logra explorar las implicaciones del mismo en cierto sentido, pero entre eso y que la historia se hace menos interesante, pues lastima el film final.

Ya podríamos ir al final tan controvertido ya con varias lecturas, para efectos de esta crítica no podré irme más a detalle pero basta decir que Pelee hizo una exploración del ser humano y su lado salvaje, de alguna forma todos “usamos una máscara” (o un doble), aquel lado que no sólo ocultamos sino que pretendemos que nunca podría existir, uno donde podemos llegar a nuestro límite en una situación de crisis, donde a veces es difícil saber quién es el doble.

domingo, 14 de julio de 2019

X-Men Dark Phoenix - Ya acabemos con esto.


Creo que la reacción con el último filme de la saga X-Men fue acabar con todo de una vez, no solo los actores estaban cansados sino también el público, y la crítica en general a pesar de ese nefasto 22% en Rotten Tomatoes.

El principal problema aquí es lo marcado que están los cambios constantes, tenemos distintos tonos, distintos formas narrativas, motivaciones raras entre los personajes y hasta la fotografía luce inconsistente.

Salvo por Jean Grey donde Sophie Turner da una formidable actuación (pues sabe que es el último vehículo para tener una carrera en el cine) todos los demás están de mero relleno y es increíble el poco tiempo en pantalla que tienen llegando a niveles de mero cameo, principalmente Mystique con una JLaw en la tremenda decadencia.

Pasando a otros como Xavier y Magneto quienes aprenden la misma lección una vez más, quizás porque en sus 20 minutos en pantalla no pueden hacer otra cosa, lo mismo con el resto del cast, incluyendo Jessica Chastain que interpreta a una disque alíen y es aquí donde la actriz demuestra o que es mal eligiendo proyectos, o que tiene limitaciones como actriz.

De ahí en fuera casa nada es destacable, ni los efectos especiales cuya calidad varia según se le da la gana. O esa narrativa que parece varios guiones pegados con una grapadora (se notan los re-shots) o esa resolución bastante anticlimática, donde el mensajito "pro emociones" ya causa risas porque esta en la misma condición que todo el filme, sacado de la manga.

lunes, 17 de junio de 2019

Swordfish - Cuando las explosiones dosmileras no te despiertan


El 9/11 cambió el cine, de eso no hay duda. Entre ediciones a promocionales y trailers, cambios de diálogo, re-shots, cambios de narrativas, el uso de iconografia y simbología, y un largo, largo etc. Podríamos decir que el mundo nunca será el mismo y eso incluye lo que que se puede mostrar en los medios. Así que es de extrañar que el filme de Dominic Sena (quien he hecho más carrera en el sector del videoclip, afortunadamente) me resulte más que repelente, aburrida.
No es por ser prejuicioso pero cuando ves una película de acción que dura hora y media (y no las dos horas tradicionales) hay dos reacciones: el de alivio de no tener que lidiar tanto tiempo para un probable churro fílmico, y de peligro pues en realidad estas suelen resultar ser peores que una de tres horas.

Y dicho y hecho, ya con que el primer acto termine a casi los cuarenta minutos es mala señal, más si esta resulta ser más interesante, o mejor dicho, menos peor que la segunda. Al comienzo mínimo el ritmo es decente y las escenas cumplen con establecer los personajes, sobre todo al protagonista, también se crea cierta expectativa por una secuencia con un cierto personaje.
De ahí en fuera es darle vuelta al asunto una y otra vez, envueltas en escenas acción que tiene poca importancia, que si bien al protagonista si le interesan al director y al guionista no. Los personajes son unidimensionales, tenemos otro autor que piensa que haciéndolos narrativamente bipolares o dotándolos de discurso pseudofilosoficos es lo mismo que ser complejos y profundos, que más que lograr volverlos fascinantes los vuelve molestos.

El background del videoclip de Sena es un acierto y a la vez un pesar, con una fotografía en alto contraste y colores gunge (porque refleja un mundo doble cara… lo se, es un genio malévolo), puede resultar contraproducente por lo oscura que se torna literalmente. Y en cuanto la edición, si resultan curiosos los constantes cortes en algunas escenas, pero de alguna forma en ciertos momentos deja de ser cine para convertirse en videoclip dosmilero, pero tampoco llega a estar tan estilizado como para darle el mérito.

Ya no hablemos de los efectos o más bien defectos especiales, entiendo que es del 2001 pero incluso para la fecha eran horribles. La primera secuencia casi se arruina por esa explosión que ni en un powerpoint del Windows 98 seria valido.

Y asi concluye con un final tan predecible que resulta hasta ofensivo los intentos de querer sorprendernos con su “magistral” y “entretenido” giro. Pero nos deja varias lecciones: los hackers se sorprenden por tener siete pantallas en vez de una de frente, el como no todos los padrastros son malos excepto si estos son directores de cine porno, como el ser terrorista doméstico es la cosa más fantasiosa en ese universo. Como se nota que estábamos a dos meses del atentado al World Trade Center.

En pleno 2019 la película parece un híbrido extraño entre la ironía costumbrista y el refuerzo de teorías para conspiranoicos.


PD: Hugh Jackman muestra su pecho velludo en varias escenas, y creo que Halle Berry muestra los pechos en una toma también, no recuerdo bien.

Domino y la decadencia absoluta de De Palma



Es extraño cuando algunos directores reconocidos caen en el abismo, no hablo de casos Roman Polanski que ese es discurso para otro día, si no de aquellos que su “chispa” se les apaga y cada vez hay menos esperanza que se recuperen.

Uno de ellos es Brian de Palma, el controvertido director de la de década de los 70, 80 y parte de los 90 por su cine violento y claramente masculino. En las últimas décadas se ha notado una desaparición total del gremio, siendo su antepenúltimo film en 2012, eso fue hasta este año que estrena Domino.

El film trata de un policía quien busca venganza por su compañero, quien muere a manos de un supuesto terrorista quien luego es forzado por la CIA para encontrar un líder del ISIS. Un tópico con el que nos hemos topado miles de veces pero hasta ahí está bien. Mínimo De palma tiene un historial y experiencia suficiente para entregar un mínimo de calidad.

Creo que ya llevaba tiempo que no veía un film tan insignificantemente malo, desde el primer plano rápidamente nos remite a una película digna de nivel estudiantil noventero, hasta parecía inicio de sitcom. Por su director uno pensaría que es una propuesta artística osada, pero digamos que a partir de ahí son puras propuestas de este estilo.

La primera secuencia entre el protagonista y su amigo (Nikolaj Coster-Waldau y Søren Malling) es superficial y floja como para que creamos en este lazo que desatara la motivación interna de nuestro “héroe”. Tenemos los clichés de toda la vida: el policía solitario, desalineado, arrebatado, soltero o mujeriego; frente a su amigo maduro y con familia pero infiel. Y lo mismo con el resto de los personajes: la esposa enferma, la amante policía, los terroristas morenos y los gringos malos medio espías.

Saltémonos la mala musicalización, un híbrido extraño de orientalización y pésima sincronización. La horrible fotografía con una iluminación falsa, imagen opaca, alto contraste sin motivo y colores que solo están ahí por el “film look”. Y la edición llena de disolvencias y cortes extraños que hacen a uno preguntar si el crew postproducción saben que existen softwares más sofisticados que el Movie Maker (y hasta gratis).

Mejor vamos a enfocarnos en cómo De Palma muestra su racismo, el terrorismo, plagado de estereotipos xenófobos y escenas que causan risa (aunque no deberían) como un atentado en un festival de cine que nuestro personajes toman como cualquier cosa, digo lo importante es vengar al compañero que ni su nombre recordaremos, el resto de los muertos valen queso.
Explicando un poco esa escena: ISIS envía a un agente (a una mujer) a hacer el sacrificio por Ala de ir a matar “impuros” a un festival de cine con un montón de celebridades mientras todo se graba en aparatos sujetos al arma (estos señores tienen mejor equipo fílmico que el director por cierto), donde ella mata todo un grupo de idiotas que no se mueven ni reaccionan ante la obvia cercanía de la terrorista (la seguridad estaba en su hora de descanso supongo), así hasta les dio tiempo de ver la fantástica explosión suicida hecha en powerpoint del Windows 98.

Otra escena fantástica (créanme hay varias) es la del clímax, la cual toma lugar en España con una corrida de toros donde todas las mujeres están bronceadas y con flores en su cabeza cual flamencas (la estética estereotipo la va bien a De Palma), eso mientras los terroristas están en un edificio cercano con un brillante letrero. Ahí designan a dos hombres, uno que distrae a los policías y otro que será un vendedor suicida.
Aquí es donde todos: el prota, los malos, la policía, los asistentes, la CIA y por supuesto el director, el fotógrafo y el guionista demuestran lo mensos que son. Porque cosa más anticlimática no puede haber en cine alguno y no, agregarle slow motion y caras constipadas no aumenta la tensión sólo ralentiza la película.
De ahí vamos a rápidamente a uno de los finales más patéticos en la historia del cine, donde me queda la gran duda ¿cúal es el tema de la película?

El terrorismo no es porque es tan irrelevante como cualquier cosa, tampoco es la amistad porque eso le valió al director, ni siquiera es la venganza por mucho que lo marquen a cada rato; nunca hay una epifanía, una confrontación o una concientización vamos ni siquiera una justificación a tanta pendejada en pantalla.

domingo, 12 de mayo de 2019

Si la colonia hablara – Cuando otras voces hablan.


En los últimos años ya se puede notar una mejor apreciación hacia las historias con otros puntos de vistas, aquellos días donde la única voz escuchada era la hegemónica blanca, heterosexual y conservadora están desapareciendo, decir esto ya es incendiario, ahora vemos más seguido las historias de gente de color, mujeres, LGBT+ y demás exponiendo temas, géneros y estructuras nuevas.

Hace poco hable de Green Book, como a pesar de ser una película bien realizada maneja el mismo discurso racial de todo la vida. If Beale Street could talk es totalmente lo opuesto, vista ahora me resulta ofensivo que esta película tuviera menos relevancia en los premios de la academia. 

If Beale… nos muestra el romance de Tish (KiKi Layne) y Fonzo (Stephan James) en medio del racismo norteamericano en los años 70. El segundo es acusado falsamente por violación y nuestra protagonista nos cuenta con lo que tiene que lidiar para intentar sacarlo a pesar de estar embarazada.

Tenemos una película realmente bella, desde su fotografía, su vestuario, las escenas con el uso romántico del slowmotion. Sorprende la capacidad para balancear un bello relato con la cruda realidad de la época. Algo permite esto son las narraciones de la protagonista donde vemos descripción de escenas, eventos, personajes y contexto histórico-social acompañado por imágenes.

Dicho balance se encuentra en las escenas familiares, siempre aplaudiré películas que muestren relaciones familiares poco convencionales a las típicas hollywoodenses, pero aquí tenemos a una familia que brinda su apoyo y cariño sin lucir idealizada, es refrescante.

En actuaciones además de la ganadora Regina King, tenemos a Layne y James quienes debo decir fue la primera vez que los veo y me han encanado, a revisar la filmografía de ambos. También destaca Emily Ríos la víctima de violación, quien además establece otro nivel al ser una mujer latina.
En un principio tenia mis dudas por tocar el tema del abuso en la era del meetoo pero el director supo manejarlo lo mejor que pudo, no daré mas detalles al respecto, nos trae una de las escenas más impactantes y poderosas del filme.

Pero creo que lo que mas llamo mi atención es el tema del racismo, nuevamente si algún seguidor de Trump la ve solo concluirá con: “oh todos los blanquitos somos malos”. Pero es bastante claro y directo que el problema radica en sistemas jerárquicos injustos y no en gente mala porque sí. A diferencia de Green Book donde siguen con el peligroso mensaje que el racismo es algo del pasado, en If Beale… se muestra que es una serie de injusticias que llevan años y siguen existiendo: brutalidad policíaca, prejuicios raciales, la manera en que la mujer de color es vista, etc. 

La sutileza se utiliza para momentos violentos, no tenemos el controversial “torture porn”, todo esta tras las narraciones sutiles de los personajes; hay particularmente una escena impresionantemente perturbadora con cierto personaje.

Claramente un crecimiento a Moonlight y si bien la película estuvo nominada a ciertos premios y hasta gano uno, está claro que la academia no esta lista o preparada para realmente apreciar este cine, poco a poco supongo.

viernes, 19 de abril de 2019

Bohemian Rhapsody - Música y solo música


Ya había sido advertido sobre las carencias del film de Bryan Singer (que lo corrieron por abusador) y luego de la última ceremonia de los oscars las críticas fueron aún más duras, y en su mayoría con justa razón.
El film si bien no peca ser aburrido si lo hacer de simplemente no tener un enfoque claro, sombra la vida de Freddie Mercury, solo tenemos una línea base con un montón de pizcas de otros temas y lecturas mucho más interesantes que lo mostrado (aunque eso no haría la película el exitazo en que se convirtió).

El film inicia con un joven Freddie y sus conflictos de joven no-blanco en los 70 hasta que se topó con su futura banda y rápidamente tienen éxito. Y ahí tenemos el primer problema, el ritmo es esquizofrénico, al no tener un conflicto en la banda hasta ya muy adentrada la segunda mitad realmente. 

Uno pensaría que el enfoque tiene sobre su raza, y su alejamiento de sus raíces para ser el mismo. Esta temática de que la gente de color por regla deben tener contacto con sus raíces, osea tener un nivel de autenticidad para aprobación ha sido un tema de debate en los últimos años, y habla mucho del racismo implícito actualmente. Mercury se cambia hasta el nombre, adquiere una apariencia más “blanca” entre otras cosas y su familia tiene un cierto miedo en que se aleje de las costumbres, pero el film tampoco va por ahí realmente, es otro ”topping” a la mezcla. Al igual que Green book donde establecen al Shirley como alguien alejado de la cultura negra, pero todo queda en subtexto sin una reflexión o discurso al respecto.

Luego tenemos el punto controversial, la manera en que la sexualidad de Freddie es ilustrada. Partiendo al éxito, no es ningún secreto que una de las razones es porque el FM con sexualidad no normativa y descontrolada no fue mostrada como debía, hubo tomas sutiles porque esa información es de conocimiento público, pero siempre con un dejo moralino al respecto. 
Freddie está solo, mientras que sus compañeros heterosexuales tienen mujer porque él es un maricón hedonista, nunca hay una confrontación hacia la homofobia que sufrió en su entorno social y familiar. Todos lo miran raro y quienes lo aprecian lo hacen casi como si fuese una mascota (digo, a como está ilustrado en el filme que sabemos perfectamente que no es 100% fidedigna), hasta que el lamentablemente contra el VIH. Tenemos su vida (más o menos) con su primera esposa, más básicamente nada de su relación con su compañero masculino hasta su muerte en 1991.

A nivel de producción, es bastante digna desde la época, el vestuario y la fotográfica y por supuesto la música. Sin embargo, como han dicho varios la edición es desafortunada, es estilo sobre sustancia, no hay nada de malo en romper las reglas y hacer multicortes, si la escena lo requiere pero en ningún momento de film hace falta esa clase de edición.  

Pero supongo que todo ese tiene un propósito, que la gente vaya a oír la música, vean lo que ya medio se sabe de Mercury y que algún fan que sea homofóbico no piense en su “ídolo” como un ser humano y su identidad sexual/racial es mucho más relevante de lo que parece, si no en un objeto para entretenimiento. Esto mejor representado no pudo estar en el final, lo cual son casi 20 minutos de Queen en el concierto y ni siquiera se puede uno quejar pues a eso venimos ¿no?

Tag - Gringos ¿siendo gringos?


Estudiando escritura de cine, te dicen que una manera de adquirir ideas es viendo el periódico, artículos, etc., encontrar esa anécdota que dará el boom para un guión completo (cosa que es más complicada de lo que suena). Uno tiene tantos problemas para crear historias que cuando ve cierto tipo de películas se pregunta si esto fue aprobado, ¿podría yo tener una oportunidad? Entre esas anécdotas absurdas para convertirse en filmes está la historia de un grupo de americanos que juega a las atrapadas durante la edad adulta, lo cual lo vuelve mucho más extremo al crear diversas y locas maneras de atrapar al otro.

La premisa de “Tag” es la misma, un grupo de cinco amigos (originalmente eran nueva y todos blancos, lo digo porque ahora uno de ellos es negro) quienes jugaban a las atrapadas desde niños y ahora de grandes cada mayo el juego regresa, no importando distancia o circunstancias, unos tienen que hacer alianzas hasta con sus esposas para hacer el asunto más interesante, todo con tal de mantener su amistad.

Un esperaría un trama muy loca con un montón de cuarentones haciéndose bromas pesadas, mientras estos se mantienen unidos. Pero el guionista no fue capaz de mantener una trama que juegue con eso durante 100 minutos. En vez de eso tenemos efectos especiales y fotografía de película acción, un tema poco ilustrado, y una serie de personajes clichés. Mientras que en la anécdota real todos aparentemente son profesionistas exitosos con familias, aquí tenemos al ejecutivo impotente, el junkie, el virgen, y ¿el espía secreto? Y nuestro protagonista es el alegre, el que solo ve el juego para que todos se reúnan y se vean al menos una vez al año.

Es realmente un desperdicio ver gente como Ed Helms, Jon Hamm e Isla Fisher quienes sin duda tienen carisma pero no pueden salvar el atroz guión y se ve claramente que fue por un pago fácil y rápido. Luego tenemos a Jeremy Renner quien se ha desaparecido de Infinity War, no por obra de Thanos, sino por obra de andar de Neo de Matrix para que sus amigos no lo atrapen ¿en serio? Del resto no hay mucho que decir.

Creo que lo peor de todo es la manera en que nos trata de manipular la película, ya que después de chistes tontos y hasta mezquinos (que podrían funcionar con gente más inteligente detrás), de repente volvamos al eterno cliché “ah si nuestra estúpida película tiene que ser sobre algo, de preferencia emocional...”. Y el personaje de Ed Helms de la nada tiene un padecimiento fatal y eso es lo que al final une a los amigos y no el mentado juego.

Si fueran más cínicos podría ser una crítica social a la diversión de americanos clase medieros o clase alta, sus actividades frívolas, pero que de alguna manera irónica se mantienen unidos, ya que de acuerdo con el articulo de WSJ, hasta sus jefes estaban involucrados (¡mira cuanta confianza!). Pero supongo que eso no les sentaría bien a los involucrados, es por eso que a pesar de la tonterías casi surreales mostradas en la película, no hay problema mientras sean representados por hombres como Jon Hamm o Jeremy Renner.

lunes, 18 de marzo de 2019

Green book - Lo mismo sin fronteras.



Los Oscars 2019 nuevamente cayeron en controversia (que a estas alturas le beneficia más que afectarles) porque se ha premiado a lo mismo de lo mismo. En este caso, el film Green book (Una amistad sin fronteras, como le pusieron en latinoamérica) si bien es un buena producción cinematográfica, cae en los mismo clichés sobre cómo lidiar con el racismo.

La últimas cuatro o cinco películas ganadoras del Oscar han resultado una más irrelevante que la siguiente, aun así no me molestaría darle una segunda vuelta Green book, puesto que para empezar su realización es impecable. Desde la época recreada, los sets, los decorados, el lenguaje, y la música. Sobre todo ese hermoso cadillac azul, que sencillamente deslumbra en todo el film. Junto a una edición correcta en su mayoría, que si bien no es arriesgada cumple perfectamente con el lenguaje mostrado.

Las actuaciones de nuestros protagonistas son magistrales. Mortensen en en el canal perfecto desde su lenguaje, sus comportamientos, su físico (aunque no luce como el Tony Lip original), logra crear un personaje bastante entrañable y con un arco fijo. Mientras que el musulmán Alí, a pesar de que su rol en escrito es muy básico casi de adorno, el actor es capaz de convertirlo en un personaje pleno y lleno de matices que en ocasiones saca a colación detalles que el propio film no expone.

Y es aquí que tenemos el problema, no creo por el momento que los productores y realizadores hayan sido malintencionados con el filme final. Sin embargo, las controversias no se han hecho esperar, como siempre al ser una película de alguna manera histórica y biográfica no es más fiel de lo que pudo ser. Amén de posibles lecturas de familiares tóxicos y intereses monetarios (me reservo opiniones), la película por si sola se cae a causa de la eterna visión muy frívola casi caricaturesca del racismo. En donde un personaje racista (blanco casi siempre) tiene una redención a partir del convivio con una minoría, a causa de un trato monetario o laboral, y por ende nos ofrecen un discurso de que “todos nos podemos llevar bien y olvidar nuestras diferencias” que si bien suena bonito, es muy superficial en como opera el racismo. 
La película habla del famoso “green book”, un libro creado por un trabajador de postales donde expone los lugares (hoteles, restaurantes y bares) donde los negros pueden entrar y ser atendidos; desafortunadamente no hay mayor exposición del mismo salvo por unas escenas donde al personaje afroamericano no puede entrar ni al baño de los blancos. Nuevamente es el tono esperanzador en el que Tony Lip deja de ser racista al grado que su familia también deja de serlo sin explicación alguna, para tener una escena navideña conmovedora digna de comercial de Coca-cola (perdón por los spoilers). 

Por mucho que él haya cambiado, el mundo no lo ha hecho, sigue siendo igual de racista, sexista y homofóbico. Por que casi se me olvidaba, la película también expone la homosexualidad de Don, pero como siempre solo queda hasta ahí, en una escena superficial de la que nos vamos a olvidar el resto del filme.




También está el hecho que Don, no conoce de la cultura popular negra, solo está instruido en lo “blanco”. A tal grado que el personaje no siente que encaja en ninguna parte, este podría ser un tema interesante de no ser que le no es el enfoque de la historia sino Tony. El Don mostrado en pantalla, podría fácilmente sostener un filme más rico e interesante, con sus cuestiones político sociales de hacer ver otra cara de los afroamericanos en EEUU, su idea de contratar “sirvientes” de cualquier otra raza menos la suya, la manera en que demuestra su elegante dignidad frente al resto, etc. 

Así entre otros detalles hacen a Green Book (una amistad sin fronteras, ni para ir al baño) otra raya más al tigre en cuestión de narrativas raciales donde el punto de vista que importa es el de el personaje blanco que descubre el racismo el malo. Sin explorar sistemas económicos, sociales, políticos y educativos que siguen perneando ideas erróneas en la sociedad. Solo basta con ver al presidente americano actualmente, ¿el hace que la gente sea racista?, O ¿les da la confianza de serlo?

domingo, 17 de febrero de 2019

Puños rosas – Un romance gay no tan romance.


En los inicios de la década del presente siglo se presentó una serie de films mexicanos con ciertas temáticas, tópicos, estilos y representación, la cual llegaba desde los 90 como respuesta al cine de ficheras y los melodramas baratos de los 70 y 80. Este tuvo por supuesto muchos críticos por su realidad ilustrada, uso de lenguaje soez, entre otras cosas. Cosa que actualmente parece irreal con el panorama actual de comedias románticas y remakes mas manoseados que una telenovela de Caridad Bravo Adams. 
En esa corriente llega en 2004 Puños Rosas del director Beto Gómez. Que trata sobre un romance homosexual en medio de la decadencia social y la delincuencia organizada… bueno más o menos. Y ese es el principal problema con el film.
Si bien no estamos ante un film malo perse pero si uno con bastante errado donde el mas equivocado es el propio director. Tenemos la historia de un boxeador quien por culpa de su padre apostador acaba en prisión y es donde se topa con un grupo delictivo con el que ve una posible familia. Y el sicario con una familia delictiva donde donde como todo grupo sicariato hay traidores y demás conflictos.

Estas dos historias se van poco a poco empalmando en una especie de atracción porque… sí. Volviendo a la dirección junto con el montaje, tal parecería que se “comieron” escenas enteras. Eventos y motivaciones suceden sin que se explique del todo, se ve que se quiso usar una sutileza en extremo donde sencillamente poco se entiende en la película, con escasas excepciones. 
Incluso el tema es demasiado vago; no es el choque de mundos, tampoco es la decadencia de un personaje el cual ya estaba en una sociedad precaria, mucho menos es la homofobia y el machismo en el mundo delictivo (tema que casi nunca es explorado en este tipo de historias) ya que muchas veces no cierra en dicho tema del todo. Mi percepción de que trato el film (más o menos) se ilustra en el encuentro entre el joven boxeador y el sicario. Donde el primero se encuentra al segundo matando a un tipo y se ven por vez primera, con el sicario no matándolo y dejándolo libre. 
Jimmy ha vivido en un mundo donde se tiene que sobrevivir como hombre, el trabaja en la morge maquillando cadáveres. Al principio el mismo menciona que ahí junto con boxear es el único momento donde se siente libre, un equilibrio entre una actividad convencionalmente masculina y una femenina. Así que tiene sentido que termine atraído por un sujeto que encarna todo los convencionalmente masculino. German, el sicario, es varonil, violento y además calmado; pero también asqueado con la manera en que ha sido idealizado pro todos, incluyendo su esposa. Pero en su caso no queda muy claro porque el siente atracción por el chico. Y todo queda ahí en atracción, descnozco si asi fue por una cuestión de censura o porque el director tenía esa intención (lo que por cierta razón dudo mucho), lo que no sería malo si no fuese por esta sutileza exagerada.

Del resto hay poco que mencionar, tenemos una fotografía con un estilo más cercano al vídeo home ochentero pero un retrato de la vida fronteriza más realista, donde los actores se ven sucios. En cuanto a las actuaciones, los protagonistas cumplen con sus roles bien, aunque el que interpreta a Germán peca un poco con su acento “pocho” se nota que a diferencia del resto el español no es su primer idioma. Hay algunos intrusos, comediantes del momento que fallan horriblemente en el tono y sirve de muy poco aquí.

Pero el simple hecho de ser producto de análisis, quizás se hay merecido una revisión. Pero solo quedo en un intento pretencioso de un tipo de relación poco vista en películas de su tipo, ya sean de Narcos o Lbgt. 

La Mula – Los latinos somos los nuevos rusos.



Ya se ha mencionado mucho que la sobrexposición de los carteles del narco, si bien ha hecho que mas latinos estén presentes en los medios hollywodenses, esto se hace al mismo tiempo de denostar mas a un grupo marginado en EEUU; asi como irónicamente promover ideas que son ya un hecho para el presidente Trump.
Por otro lado es interesante ver la variedad en calidad en estas películas y series. En esta estancia llega “La Mula”, la última del señor Clint Eastwood (quien merece cierto crédito al seguir produciendo a pesar de superar los 85 años) entra en esta larga categoría. Basada en un historia verídica sobre un vijeito americano quien sivió como mula para un cartel mexicano. 
El tema de Eastwood aquí es un tanto ambiguo, aunque a diferencia de la muuuuuy fallida “15:17 to París”, esta termina por tener un tema. Y de manera irónica da una imagen mas desconstructiva del macho americano con lo que el hombre se ha hecho famoso.
Uno de los fuertes puntos es el propio Eastwood su actuación como un gringo inocente, solitario y ojo alegre logra llenar la pantalla. Su personaje si bien llega al racismo casual, la ignorancia por su origen y condición religiosa/socio económica. Es tan “no racista” que inmediatamente se hace amigos de los narcos, y hasta se quiere volver el papá de uno. Que finalmente se contraresta con la realidad política, social y tecnológica del mundo en el que vive.
Sin embargo, la película no esta libre de los eternos estereotipos ligados al latino. Desde que la mayoría son feos, violentos, burlándose del gringito por tonto, hasta puertorriqueños, colombianos y cubanos haciéndose pasar por mexicanos… y Michael Peña otra vez de agente de la DEA.
En general tenemos una película decente, con un ritmo un tanto lento y monótono, pero es asi para llegar al momento donde todo el conflicto se centra en lo más importante: un gringo que tiene que aprender que la América de sus tiempos quedo muy atrás.

P.D. Bradley Cooper aparece aquí… de la nada. Luce muy guapo. 

Nuevo Orden (2020) - La aburrida y apolítica sugerencia de Michel Franco

Mucho se ha dicho sobre la nueva cinta de Michel Franco, que si es racista, clasista, un gran ejemplo de mensajes reaccionarios, etc. Pero l...