lunes, 17 de junio de 2019

Domino y la decadencia absoluta de De Palma



Es extraño cuando algunos directores reconocidos caen en el abismo, no hablo de casos Roman Polanski que ese es discurso para otro día, si no de aquellos que su “chispa” se les apaga y cada vez hay menos esperanza que se recuperen.

Uno de ellos es Brian de Palma, el controvertido director de la de década de los 70, 80 y parte de los 90 por su cine violento y claramente masculino. En las últimas décadas se ha notado una desaparición total del gremio, siendo su antepenúltimo film en 2012, eso fue hasta este año que estrena Domino.

El film trata de un policía quien busca venganza por su compañero, quien muere a manos de un supuesto terrorista quien luego es forzado por la CIA para encontrar un líder del ISIS. Un tópico con el que nos hemos topado miles de veces pero hasta ahí está bien. Mínimo De palma tiene un historial y experiencia suficiente para entregar un mínimo de calidad.

Creo que ya llevaba tiempo que no veía un film tan insignificantemente malo, desde el primer plano rápidamente nos remite a una película digna de nivel estudiantil noventero, hasta parecía inicio de sitcom. Por su director uno pensaría que es una propuesta artística osada, pero digamos que a partir de ahí son puras propuestas de este estilo.

La primera secuencia entre el protagonista y su amigo (Nikolaj Coster-Waldau y Søren Malling) es superficial y floja como para que creamos en este lazo que desatara la motivación interna de nuestro “héroe”. Tenemos los clichés de toda la vida: el policía solitario, desalineado, arrebatado, soltero o mujeriego; frente a su amigo maduro y con familia pero infiel. Y lo mismo con el resto de los personajes: la esposa enferma, la amante policía, los terroristas morenos y los gringos malos medio espías.

Saltémonos la mala musicalización, un híbrido extraño de orientalización y pésima sincronización. La horrible fotografía con una iluminación falsa, imagen opaca, alto contraste sin motivo y colores que solo están ahí por el “film look”. Y la edición llena de disolvencias y cortes extraños que hacen a uno preguntar si el crew postproducción saben que existen softwares más sofisticados que el Movie Maker (y hasta gratis).

Mejor vamos a enfocarnos en cómo De Palma muestra su racismo, el terrorismo, plagado de estereotipos xenófobos y escenas que causan risa (aunque no deberían) como un atentado en un festival de cine que nuestro personajes toman como cualquier cosa, digo lo importante es vengar al compañero que ni su nombre recordaremos, el resto de los muertos valen queso.
Explicando un poco esa escena: ISIS envía a un agente (a una mujer) a hacer el sacrificio por Ala de ir a matar “impuros” a un festival de cine con un montón de celebridades mientras todo se graba en aparatos sujetos al arma (estos señores tienen mejor equipo fílmico que el director por cierto), donde ella mata todo un grupo de idiotas que no se mueven ni reaccionan ante la obvia cercanía de la terrorista (la seguridad estaba en su hora de descanso supongo), así hasta les dio tiempo de ver la fantástica explosión suicida hecha en powerpoint del Windows 98.

Otra escena fantástica (créanme hay varias) es la del clímax, la cual toma lugar en España con una corrida de toros donde todas las mujeres están bronceadas y con flores en su cabeza cual flamencas (la estética estereotipo la va bien a De Palma), eso mientras los terroristas están en un edificio cercano con un brillante letrero. Ahí designan a dos hombres, uno que distrae a los policías y otro que será un vendedor suicida.
Aquí es donde todos: el prota, los malos, la policía, los asistentes, la CIA y por supuesto el director, el fotógrafo y el guionista demuestran lo mensos que son. Porque cosa más anticlimática no puede haber en cine alguno y no, agregarle slow motion y caras constipadas no aumenta la tensión sólo ralentiza la película.
De ahí vamos a rápidamente a uno de los finales más patéticos en la historia del cine, donde me queda la gran duda ¿cúal es el tema de la película?

El terrorismo no es porque es tan irrelevante como cualquier cosa, tampoco es la amistad porque eso le valió al director, ni siquiera es la venganza por mucho que lo marquen a cada rato; nunca hay una epifanía, una confrontación o una concientización vamos ni siquiera una justificación a tanta pendejada en pantalla.

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