lunes, 17 de junio de 2019

Swordfish - Cuando las explosiones dosmileras no te despiertan


El 9/11 cambió el cine, de eso no hay duda. Entre ediciones a promocionales y trailers, cambios de diálogo, re-shots, cambios de narrativas, el uso de iconografia y simbología, y un largo, largo etc. Podríamos decir que el mundo nunca será el mismo y eso incluye lo que que se puede mostrar en los medios. Así que es de extrañar que el filme de Dominic Sena (quien he hecho más carrera en el sector del videoclip, afortunadamente) me resulte más que repelente, aburrida.
No es por ser prejuicioso pero cuando ves una película de acción que dura hora y media (y no las dos horas tradicionales) hay dos reacciones: el de alivio de no tener que lidiar tanto tiempo para un probable churro fílmico, y de peligro pues en realidad estas suelen resultar ser peores que una de tres horas.

Y dicho y hecho, ya con que el primer acto termine a casi los cuarenta minutos es mala señal, más si esta resulta ser más interesante, o mejor dicho, menos peor que la segunda. Al comienzo mínimo el ritmo es decente y las escenas cumplen con establecer los personajes, sobre todo al protagonista, también se crea cierta expectativa por una secuencia con un cierto personaje.
De ahí en fuera es darle vuelta al asunto una y otra vez, envueltas en escenas acción que tiene poca importancia, que si bien al protagonista si le interesan al director y al guionista no. Los personajes son unidimensionales, tenemos otro autor que piensa que haciéndolos narrativamente bipolares o dotándolos de discurso pseudofilosoficos es lo mismo que ser complejos y profundos, que más que lograr volverlos fascinantes los vuelve molestos.

El background del videoclip de Sena es un acierto y a la vez un pesar, con una fotografía en alto contraste y colores gunge (porque refleja un mundo doble cara… lo se, es un genio malévolo), puede resultar contraproducente por lo oscura que se torna literalmente. Y en cuanto la edición, si resultan curiosos los constantes cortes en algunas escenas, pero de alguna forma en ciertos momentos deja de ser cine para convertirse en videoclip dosmilero, pero tampoco llega a estar tan estilizado como para darle el mérito.

Ya no hablemos de los efectos o más bien defectos especiales, entiendo que es del 2001 pero incluso para la fecha eran horribles. La primera secuencia casi se arruina por esa explosión que ni en un powerpoint del Windows 98 seria valido.

Y asi concluye con un final tan predecible que resulta hasta ofensivo los intentos de querer sorprendernos con su “magistral” y “entretenido” giro. Pero nos deja varias lecciones: los hackers se sorprenden por tener siete pantallas en vez de una de frente, el como no todos los padrastros son malos excepto si estos son directores de cine porno, como el ser terrorista doméstico es la cosa más fantasiosa en ese universo. Como se nota que estábamos a dos meses del atentado al World Trade Center.

En pleno 2019 la película parece un híbrido extraño entre la ironía costumbrista y el refuerzo de teorías para conspiranoicos.


PD: Hugh Jackman muestra su pecho velludo en varias escenas, y creo que Halle Berry muestra los pechos en una toma también, no recuerdo bien.

Domino y la decadencia absoluta de De Palma



Es extraño cuando algunos directores reconocidos caen en el abismo, no hablo de casos Roman Polanski que ese es discurso para otro día, si no de aquellos que su “chispa” se les apaga y cada vez hay menos esperanza que se recuperen.

Uno de ellos es Brian de Palma, el controvertido director de la de década de los 70, 80 y parte de los 90 por su cine violento y claramente masculino. En las últimas décadas se ha notado una desaparición total del gremio, siendo su antepenúltimo film en 2012, eso fue hasta este año que estrena Domino.

El film trata de un policía quien busca venganza por su compañero, quien muere a manos de un supuesto terrorista quien luego es forzado por la CIA para encontrar un líder del ISIS. Un tópico con el que nos hemos topado miles de veces pero hasta ahí está bien. Mínimo De palma tiene un historial y experiencia suficiente para entregar un mínimo de calidad.

Creo que ya llevaba tiempo que no veía un film tan insignificantemente malo, desde el primer plano rápidamente nos remite a una película digna de nivel estudiantil noventero, hasta parecía inicio de sitcom. Por su director uno pensaría que es una propuesta artística osada, pero digamos que a partir de ahí son puras propuestas de este estilo.

La primera secuencia entre el protagonista y su amigo (Nikolaj Coster-Waldau y Søren Malling) es superficial y floja como para que creamos en este lazo que desatara la motivación interna de nuestro “héroe”. Tenemos los clichés de toda la vida: el policía solitario, desalineado, arrebatado, soltero o mujeriego; frente a su amigo maduro y con familia pero infiel. Y lo mismo con el resto de los personajes: la esposa enferma, la amante policía, los terroristas morenos y los gringos malos medio espías.

Saltémonos la mala musicalización, un híbrido extraño de orientalización y pésima sincronización. La horrible fotografía con una iluminación falsa, imagen opaca, alto contraste sin motivo y colores que solo están ahí por el “film look”. Y la edición llena de disolvencias y cortes extraños que hacen a uno preguntar si el crew postproducción saben que existen softwares más sofisticados que el Movie Maker (y hasta gratis).

Mejor vamos a enfocarnos en cómo De Palma muestra su racismo, el terrorismo, plagado de estereotipos xenófobos y escenas que causan risa (aunque no deberían) como un atentado en un festival de cine que nuestro personajes toman como cualquier cosa, digo lo importante es vengar al compañero que ni su nombre recordaremos, el resto de los muertos valen queso.
Explicando un poco esa escena: ISIS envía a un agente (a una mujer) a hacer el sacrificio por Ala de ir a matar “impuros” a un festival de cine con un montón de celebridades mientras todo se graba en aparatos sujetos al arma (estos señores tienen mejor equipo fílmico que el director por cierto), donde ella mata todo un grupo de idiotas que no se mueven ni reaccionan ante la obvia cercanía de la terrorista (la seguridad estaba en su hora de descanso supongo), así hasta les dio tiempo de ver la fantástica explosión suicida hecha en powerpoint del Windows 98.

Otra escena fantástica (créanme hay varias) es la del clímax, la cual toma lugar en España con una corrida de toros donde todas las mujeres están bronceadas y con flores en su cabeza cual flamencas (la estética estereotipo la va bien a De Palma), eso mientras los terroristas están en un edificio cercano con un brillante letrero. Ahí designan a dos hombres, uno que distrae a los policías y otro que será un vendedor suicida.
Aquí es donde todos: el prota, los malos, la policía, los asistentes, la CIA y por supuesto el director, el fotógrafo y el guionista demuestran lo mensos que son. Porque cosa más anticlimática no puede haber en cine alguno y no, agregarle slow motion y caras constipadas no aumenta la tensión sólo ralentiza la película.
De ahí vamos a rápidamente a uno de los finales más patéticos en la historia del cine, donde me queda la gran duda ¿cúal es el tema de la película?

El terrorismo no es porque es tan irrelevante como cualquier cosa, tampoco es la amistad porque eso le valió al director, ni siquiera es la venganza por mucho que lo marquen a cada rato; nunca hay una epifanía, una confrontación o una concientización vamos ni siquiera una justificación a tanta pendejada en pantalla.

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