lunes, 9 de noviembre de 2020

Nuevo Orden (2020) - La aburrida y apolítica sugerencia de Michel Franco

Mucho se ha dicho sobre la nueva cinta de Michel Franco, que si es racista, clasista, un gran ejemplo de mensajes reaccionarios, etc. Pero lo que realmente me impresiona es el poco talento que tiene el hombre para concebir correctamente su “idea” (que llamarla trama sería demasiado), especialmente para un filme tan premiado.

La película empieza con la boda de Marianne (lo más cercano a una protagonista que tenemos), una joven blanca y envuelta en varios privilegios, quien interactúa con otra gente en su misma condición socio económica que entre otras cosas, ignora los eventos en las calles de la Ciudad de México: una serie de protestas y revueltas de gente morena y en situación precaria.

El antiguo jardinero de la familia llega en medio de la fiesta para pedirles dinero, puesto que su esposa fue sacada de la clínica pública para atender a protestantes heridos (cosa que no tiene sentido pero okey). Nos muestran a una familia acaudalada que recibe dinero de varias personas para los recién casados y aun así solo logran darle lo que tienen en sus bolsillos por el momento (aunque aún así son cantidades ridículas a tener en efectivo).

Todos los miembros se comportan de forma condescendiente con el hombre, es de mencionar que Franco pretende que nos “encariñamos” con estos personajes por lo que está por ocurrir, pero a la vez no puedo olvidar que tiene que darnos un dejo del “porqué” de estos actos. Marianne en cambio, desea usar su dinero para ayudarlo y aun en contra de su familia decide salirse de su propia fiesta para alcanzarlo, nuevamente no hay motivo del porque ella es distinta a su familia más allá del ser la supuesta protagonista y porque al parecer se necesitaba un motivo para salir de la casa y quedar expuesta.

Es aquí donde inicia toda la acción y la absoluta estupidez. En los primeros planos del filme, Franco nos muestra tomas de los resultados de la protesta; cuerpos muertos (algunos desnudos) cubiertos en pintura verde, pintura verde en las paredes, pintura verde en el vitral de la boutique de novias donde Marianne se compra su vestido. Es tanto el desagrado al verde que en la boda cuando llega una invitada manchada con pintura, todos la miran como si tuviera lepra mientras que uno se pone a pensar porque harían una boda en tan crítica situación, pero supongo que al ver los recientes casos de ricos teniendo fiestas en plena cuarentena no debería sorprendernos.

Finalmente los “pobres” (caracterizados como viles zombies) se acercan a la fiesta y arremeten contra los invitados. Las empleadas domésticas, meseros y guardaespaldas los traicionan robando sus pertenencias desde celulares hasta cajas de pañuelos, de una forma tan calculada que todo parecía planeado. 

Michel Franco asegura que su filme es apolítico, que su única meta es un mensaje de unión y que la violencia no es la respuesta. Pero en realidad lo que está representando no es más que un miedo a la posibilidad de que los grupos oprimidos tomen represalias violentas hacia la minoría privilegiada. Lo cual no solo cae en lecturas raci-clasistas, sino que desafía cualquier veracidad de cómo funciona la sociedad moderna. Franco usa el color verde como el simbolo del salvajismo proletariado, precisamente el color que ha sido relacionado con el movimiento feminista, el cual hasta el día de hoy su único “pecado” ha sido pintar el Ángel de la Independencia y aventar brillantina a autoridades. 

Lo increíble de su apolítica trama es que todos su personajes son nulos de caracterizaciones, no son personas, son representaciones de ideas o más bien miedos (si fuese un buen cineasta esto daría algo más digno de mirar). Los personajes racializados solo tienen dos propósitos: ser monstruos que solo pueden ejercer sus peticiones a través de la violencia, en sus protestas vemos la palabra “justicia” pero ¿justicia para qué/quién/quiénes?

La visión de Franco es tan infantil y limitada como para darle una voz a estos protestantes o tan siquiera un nombre, lo que hay detrás de sus quejas, porque están marchando con pintura de ese color en especifico, cual fue el punto de quiebre que hizo que su protesta se tornó agresiva, etc. Para el director esto nos es de importancia, lo importante es que comenzaron a actuar y hay que detenerlos (hasta en la radio se preguntan porque los militares no hacen nada).

Los otros personajes que tal parece que sí tienen nombre (a pesar de que no lo recuerdo) pero solo eso, su único propósito es cuidar y servir al personaje blanco. Por sus expresiones sabemos que no están de acuerdo con lo que sucede, pero no los escuchamos. Franco se rehúsa a dejar que estos personajes hablen lo que piensan y sienten sobre lo que viven, se que suena ridícula mi petición para un medio audiovisual, pero la pasividad excesiva parece ser el fetiche de los directores blancos.

¿Porqué el joven y su madre quieren proteger a Marianne más allá de ser su patrona buena onda?, ¿son amigos?, o ¿sencillamente no están de acuerdo con las formas de actuar de los protestantes?, ¿estarán de acuerdo con lo que protestan? Para Franco esto tampoco es importante ya que responder estas preguntas no solo los volvería personajes en primer lugar, sino que irónicamente podría proporcionarnos un motivo para humanizar las protestas, obvio esa no es su meta.

Pero no crean que a los personajes blancos y ricos si les da un buen desarrollo, todo lo contrario, ni siquiera son precisamente antagónicos. Son símbolos del status quo al que hay que preservar; una fiesta llena de gente linda, de piel clara portando ropa aparentemente cara, celebrando lo que es básicamente el inicio de una nueva familia. Incluso el director se atreve a matar a la cuñada de la protagonista quien estaba embarazada en un hermoso plano de ella con un disparo en el vientre, seguido de la madre asesinada en su closet.

Nota aparte, aquí es la única vez donde vemos niños, dos niñas blancas y lindas en vestidos coloridos quienes se retiran de la fiesta y después no sabemos qué les ocurrió (sería el colmo mostrar que las matan). De ahí en adelante los infantes no existen, las preocupaciones de los niños racializados que podían jugar en las calles o ir a la escuela desaparecen para el realizador.

Por último está Marianne quien seguramente será el único personaje con una personalidad medianamente establecida, error nuevamente. No es más que un objeto al que le suceden cosas, no nos explican porque quiere ayudar al jardinero (que para este punto deja de importar al grado que el director prefiere matarlo), al parecer tiene problemas con las relaciones públicas de su padre ¿por qué?, pues es la protagonista y ya, aunque no veamos estas dudas salir más adelante. Cuando es expuesta a las protestas y llega a la casa de su empleados, pretenden que nos traguemos su generosidad y amistad entre personas con las que interactúa quizás por primera vez (al menos en el filme). E increíblemente no conversa con nadie de los presentes sobre lo que sucede afuera, como lo haría cualquier persona, solo vemos los medios masivos repetir una y otra vez los destrozos de la ciudad y las posibles pérdidas. Que desde la fotografía el director nos ilustra que es más importante la tienda de Louis Button que los montones de cadáveres sin rostro definido.

De ahí pasamos a lo preocupante de todo esto, la nula capacidad de Franco para crear verosimilitud en su absurda revolución. En la segunda parte del filme deja de lado la posible lucha de clases para comenzar una crítica a la militarización (ojo que él insiste que todo esto es apolítico). De forma muy confusa se nos establecen dos grupos militares, el gubernamental que hace retenes, toques de queda, hasta permisos para empleo en las zonas marginadas donde no sólo les aportan credenciales digitales, sino que les brindan servicio de transporte limpio y reservado. La diferencia de clases aún existe, los ricos y privilegiados fuera de funerales múltiples, siguen con sus vides frívolas de siempre, no parecen tener un cambio ni para bien ni para mal, mientras que los desfavorecidos tienen pocos recursos y restricciones. 

Por otro lado tenemos a un grupo militar de procedencia desconocida que se encarga de secuestrar personas (blancas) de familias acaudaladas para pedir rescates, ahí es donde termina Marianne. En un país como México donde la muerte de hijos de empresarios, políticos, y estudiantes provenientes de escuelas costosas provocan conmoción nacional, resulta risible que un grupo que tenga más de cincuenta personas de familias privilegiadas, incluyendo extranjeros, parezca no ser de vital importancia para el país, hasta que se “descubre”. Que mal que Michel nunca tomó en cuenta el efecto de las redes sociales en una crisis como esta, supongo que sería mucho trabajo después de todo lo que ha invertido en su tesis.

Es aqui donde Marianne es objeto de otro miedo del director, el abuso inflijido por parte de los “salvajes”, desde una violación masiva tanto a hombres como a mujeres, donde la protagonista esta tan innexpresiva aceptando su destino, hasta el hecho que los secuestradores graben todos sus actos ¿para qué?, ¿subirlos a internet? Es tanto el miedo a los cuestionamientos de clase, a los memes de guillotinar a los ricos (eat the rich), que Franco de verdad piensa que el proletariado estará de acuerdo con literalmente matar, violar y secuestrar a gente solo por ser rica.

Lo más extraño son las maneras tan rebuscadas que crea este grupo para conseguir dinero. En un punto usan al joven y la madre anteriormente mencionados para que estos le pidan directamente el dinero a sus patrones; en un final de lo más anticlimático, los militares se deshacen de los secuestradores quemandolos, matan a la protagonista sin motivo alguno y ahorcan a la pobre empleada quien solo quería ayudar.

Pues si en algo le doy la razón a Franco es que el filme sí podría ser considerado apolítico, porque no aporta nada a la conversación. Su guión es demasiado cobarde como para discutir o transmitir una idea más allá de “no hay que dividirnos, hay que unirnos”. No menciona nombres, no propone soluciones, puntos de vista, censura a todos sus personajes quienes solo reaccionan, reaccionan, reaccionan y sufren, como si eso fuese suficiente para crearnos empatía. Su lenguaje es tan superficial como todas las problemáticas, lecturas y simbolismos que usa, pues solo dice obviedades pero prefiere no profundizar. Que ya no digamos que le darían la oportunidad de dar un comentario social al menos sólido, sino que sencillamente le permitirían desarrollar una narrativa competente en primer lugar.

Crítica subida también en : https://letterboxd.com/pingodapinguin/film/new-order-2020/

La vida inmoral de la pareja idea (2016) - Manolo Caro es un inmoral

Creo que esta sería la tercera producción que veo de este director y sigo sin ver que es lo que le admiran tanto como para tener producciones exitosas en Netflix y en el cine, quizás es su actitud aspiracional la que resulta atractiva para sus fans.

La película nos relata la relación de Lucio y Martina, quienes se vuelven a ver tras 25 años, ambos se siguen amando pero fingen tener parejas realizadas mientras recuerdan todo lo fue su romance adolecente.

Un problema constante con estas películas es precisamente eso, que no hay gran problema más que fabricarse unos de forma artificial. Martina es una maestra de ballet en San Miguel de Allende, está en un pueblito mágico de estética colonial pero que la tienda de chiles y especias de a lado parece un café gourmet gluten free. Vive en una enorme casa donde tiene a nada menos que un escritor como inquilino y hasta se puede dar el lujo de perdonarle un año de renta, así que podríamos decir que le va muy bien. Sin embargo, a pesar de todo eso, no puede dejar de pensar en su amor de adolecente, de alguna forma le tiene que encontrar el “pero” en su vida.

Su reencuentro con el hombre es tan forzado y fingido que uno espera que sea una ilusión rara de la protagonista. De el mientras tanto no sabemos mucho pero podríamos asegurar que también tiene una vida privilegiada, al grado de esperar a sus amigos quienes vienen en jet privado, incluyendo una española embarazada que está dispuesta a ponerse en riesgo con tal de ver una obra de teatro en otro país. Ambos le hacen creer al otro que tienen familias formadas sin motivo más allá de seguir ardidos por no estar juntos, ¿quieres que me encariñe con estos dos Manolo Caro?

Pero bueno para eso está la otra parte de la película, la situada a finales de los ochenta principios de los noventa. Nuestros protagonistas estudian en un colegio privado y religioso pero unisex, con actividades extracurriculares como de escuela estadounidense. Que si no fuese por algunos detalles de vestuario y la música podríamos decir que es 2017. Caro pretende mostrarnos la represión sexual y amorosa por parte de la moral católica, y estoy atónito al ver el tono tan dispar para estas situaciones, en ningún momento existe una tensión para el amor prohibido de estos dos, más allá de unas niñas ardidas por esta relación. 

Relacion que nos quieren vender como el gran amor cuando no es más que sexo, sexo y más sexo. No tengo nada en contra de las escenas sexuales en el cine, de hecho es francamente eso, no me inspiran nada (si me dieran asco al menos les daría el crédito), no es más que un romance de niños calenturientos, no es material de un amor para toda la vida. 

Menos cuando estos dos no tienen quimica y se rehusan a hacer cosas normales de novios, lo único que hacer aparte de tener sexo es tener su fascinación por galerias de desnudos (porque ellos son alternativos), tener gustos músicales que son comerciales a estas alturas, irse a su escondite secreto, y tener interacciones casi abiertas con amigos y familiares, esto es aburrido señores.

Pero al menos la etapa adulta será mejor, pues no, francamente ya no se que prefiero. Es de pena ajena ver a dos individuos cuarentones sin química, sin carisma, forzando chistes y frases para atacarse, ya mejor ni hablar de los personajes de soporte los cuales solo están ahí para las ocurrencias ridículas del director. El fetiche por lo español, insinuaciones de bisexualidad del galán, o el cinismo de auto insertarse como el personaje del escritor fantasma que nadie lo aprecia, y que tiene la gran idea de tomar como base esta “romántica” historia (porque así considera Manolo Caro que es de grandiosa su idea).

La verdadera inmoralidad viene en las supuestas villanas de la historia: Amelia, en la etapa del pasado es la amiga de Martina y tercera en discordia con la parejita, su mayor “maldad” fue revelar el romance entre estos dos, ella junto con la hermana de la protagonista, quien está enamorada de Lucio. Resulta que la primera aunque fuera por ardida denuncia al maestro de ballet por hacer un trío con los adolescentes calenturientos, ojo que estos son menores de edad. Amelia sin embargo, es villanizada por el director y por los protagonistas al grado de convertirla en una política por “tonta” y mocha.

Tras esta revelación ambos muchachos son juzgados por todos como “inmorales” y los separan, de ahí sus amarguras ridículas. Lo más increíble es que a pesar de todos sus estudios, su amplia visión del mundo, sus acercamientos al arte, nunca se pusieron a pensar que estuvieron expuestos al abuso por parte de adultos. Porque no solo fue el maestro, sino también una fotografía de una de estas galerías de desnudos, quien se jacta de promover el amor libre, respetuoso y sin juzgar, pero nunca se puso a pensar en eso cuando tuvo un trío con dos menores de edad (a no ser que ellos fingieron su edad, esto nunca está establecido).

Toda esta inseguridad, la victimización, inmadurez emocional y nunca darse cuenta del abuso se hace en nombre de una leyenda ridícula en pos de idealizar el amor. Un amor, una represión sexual, una maldad, una madurez, tan falsas y absurdas como la disque telenovela que mira la mamá de Martina, o como el talento de Manolo Caro para cualquier cosa realmente.


jueves, 26 de marzo de 2020

Las peores actuaciones masculinas 2018

2018 fue sin duda el año en cuestión vi, ya con la actual cuarentena lo único para ver es lo que ofrece el streaming. En fin, sin duda fue un año para grandes películas pero también para grandes truños cinematográficos. Eso incluye las pedestres actuaciones, aquí un listado con las peores por exponentes masculinos.

Si no aparece cierto actor es porque o no vi la película o porque no considere tan mala dicha actuación.


10 - Jesus Meza - La Región Salvaje


Me siento mal de poner a este hombre, porque está claro que no tiene tanta experiencia pero aun así, la pésima dirección actoral y los diálogos nivel La Rosa de Guadalupe sacaban de cualquier análisis hacia el discurso. De hecho el actor que hace del papá actuó mil veces peor, pero es lo que hay.


9 - Dominic Cooper - Stratton

Un película que ni siquiera se lanzó fuera de Reino Unido hasta donde se, Henry Cavill era la primera opción antes de votar el proyecto con justa razón. Sencillamente Cooper no tiene ni la presencia, ni el carisma ni el físico necesarios para el personaje principal, no pasó de ser el maniquí de un héroe genérico.


8 - Gerard Butler - Den of thieves

Otra de tantas películas genéricas, sobre robos, giros de tuerca tontos, y con Butler haciendo el mismo personaje de macho líder. No hubo reto, no hubo un cambio, no hubo encanto y por supuesto no hubo una actuación.


7 - David Oyelowo - Gringo & The Cloverfield Paradoux

Otro que decidió dos malos proyectos. En el primero realmente enfadaba con su pésima viz comics y gritos exagerados; solo para que irónicamente en la segunda sea un témpano de hielo haciendo decisiones estúpidas. No es mal actor pero su necesidad por ir a lo disque mainstream sin duda no le hizo ningún favor.


6 - Eric Johnson - Fifty Shades Freed

¡Que fatal este villano!, el horrible guión lo hizo pasar a ser el malo de nada, se sacaba planes de la manga, pudo acceder a la casa de un putrimillonario como Pedro por su casa. Y como no acaba como secuestrador, y en un looks ya de maniático, ¡simplemente ridículo!


5 - Toby Kebbell - The Hurricane Heist

No se como este aborto se salvó de estar en las listas de lo peor del año, tal vez porque nadie la miró. Kebbell fue otro héroe genérico con ínfulas de nerd/average guy/galán espía que sencillamente carecía de una identidad, aparte tenemos su actuación grisácea al por mayor.


4 - Adrian Uribe - Tuya, mia, te la presto

Con esto quedó probado que Adrián no tiene lugar en el cine, al menos no de la forma en que quieren imponerlo. Un personaje mal delineado en un trama mezquina, pudo funcionar con un actor carismático y encantador, cosas que carece este hombre.


3 - Jake Lacy - Rampage

Entre este personaje y la hermana hacía el visionado de esta película una rotunda pesadilla, una actuación por demás patética, innecesariamente afeminada, con ínfulas de villano claque claque que ni las caricaturas de los 80.


2 - Stanley Tucci - Patient Zero

Ya la propia película era un chiste mal contado, como para tener a un Stanley en plan “zombi pero no tan zombie”, con unos discursos tan clichés y un claro doble, que era de hecho el doble de grande que el.


1 - Bruce Willis - Reprisal & Death Wish

Bruce Willis hace años que insiste en pensar que sigue en los 80s, 90s y hacer cine de acción, con el mismo personaje del macho vengativo. Más al descubrir que es lo peor de estos dos churros insufribles.



lunes, 23 de diciembre de 2019

6 Underground - El Anarcocapitalismo Bayiano



En un tuit al que le perdí la cuenta mencionaba que Michael Bay pasó de ser un director exitoso y malamente influyente, en otro autor enfrentándose al monstruo hollywoodense llamado Disney. Aparte de lo increíble que es que el tipo tenga un estilo propio (mal que bien), que al igual que otros directores haya decidido pasar al streaming. ¿Aprendió algo con el debacle de Transformers? 

Si has visto cualquier película de Bay y prestado mucha atención, cosa que es complicada ya que el tipo se encarga de distraer al espectador con explosiones, CGI, y cambios de plano cada 3 segundos; se dará uno cuenta de la agenda pro-bélica, chauvinismo americano, y la promoción de actitudes ultraconservadoras en su cine. Están escondidas a través de un cine tan comercial y vació que hasta el mismo debe reconocerlo, que sencillamente su público está más que preparado en apagar su cerebro y usarlo en algo que si valga la pena.

La película inicia con una secuencia donde nos introducen los fantasmas. Un grupo de hombres y mujeres que fingen su muerte para entrar en misiones en pos de un mundo mejor. Estos son reclutados por Ryan Reynolds, llamándose uno donde usa su dinero generado por el mismo y sus experimentos, él dice ser un Elon Musk o un Bill Gates pero sin repercusión mediática, cosa ridícula en un supuesto genio, atractivo y cínico. 
Volviendo a dicha introducción todos los personajes son llamados por un número esto por seguridad y evitar relaciones íntimas, más allá de eso no cuentan con un personalidad solo son un rol y/o estereotipo.

O por lo menos eso es lo que intenta decirnos mientras nos distrae con groserías, edición de niño de primaria jugando con el movie maker, asi como no uno ni dos sino como tres elipsis; recordemos que Bay es autor y quiere irse a la avant garde. Cosa que sería medianamente perdonable si fuese exclusivo de esa secuencia pero no, todos esos vicios continúan por las dos horas del filme.

De ahí tenemos una historia que inicia tres veces, más escenas con los personajes que son mero relleno, estos parece que solo interactúan y desarrollan sexualmente. Tan mal planteada es la película que un personaje secundaria recibe una escena introductoria como de protagonista, solo para que el resto de la cinta no realice nada relevante más que hacer que el nuestro héroe se haga ”woke”.

Bay será lo que quieran pero a diferencia de otros cineastas malos, sus películas suelen verse y oírse excelente. Bojan Bazelli aleja a Bay del horrible y cliché naranja-azul para irse tonos coloridos más variados, la colorimetría varía de la locación, aunque se va al naturismo documentalista en las escenas en el país inventado. 
Obvio un linda fotografía no suele salvar un estúpido guión pero al menos se agradece que no me sangren los ojos. Cosa que no puedo decir la musicalización, si bien el sonido está bien, varias escenas tiene un extraño melancolismo que no va ni con las imágenes, ni el tono presentados, lo único rescatable son las canciones que aunque cursis funcionan mejor que una introducción a la Bryan Adams. El trabajo de Lorne Balfe más que malo es ridículo por demás.
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Toda la agenda de Bay sigue ahí pero en muchos casos más mesurada: El billonario anarcocapitalista quien a pesar de morir puede seguir generando dinero (¿de donde vendrá?) pero lo usa por el bien común, que consiste en derrocar gobernantes y matar a los chicos malos. Eso sin faltar los toques a criticar a los millennials, cuando su protagonista es todo menos un boomer.
El pro belicista de ilustrar de forma divina a las armas y vehículos militares (es un soldado quien le introduce el conflicto interno el protagonista), ya que el problema para los libertarios son los gobernantes, no por corruptos sino por “pussies”. Sin olvidar a las minorías y mujeres quienes siguen siendo cosificados y estereotipados, aunque en menor medida que sus anteriores películas. Incluso el product placement es menos agresivo.  

Si bien su segunda mitad mejor el horrible ritmo de la primera, dando un clímax entretenido y Reynolds ofrece un actuación carismática en un personaje por demás plano. De alguna forma lo que habría que agradecer es que no se digno a ponerla en cines sino en un lugar donde la puedes parar si quieres. Y es que para ser una película de acción, con una premisa y temáticas interesantes, termine siendo un largo y tedioso cúmulo de secuencias mal editadas y estructuradas.

Lo que termina por ser lo más interesante de la película, es cómo a pesar de mostrar el mensaje donde se le pide al macho alfa abrirse y reconocer la individualidad de las personas en vez de clasificarlos, y al mismo tiempo tenemos todavía una preocupación por si los integrantes latinos son ilegales en EEUU, a pesar de que ya todos están “muertos”.

Tal parece que a su director le sigue importando.



lunes, 28 de octubre de 2019

Chicuariotes (2019)


Se entiende que uno esté cansado de las películas románticas protagonizada por gente que odia la televisión a pesar que de ahí vinieron y terminan por hacer cosas aún peores. Así que me imagino que por eso se aprecio de más el reciente filme de Gael García.

Sin embargo, el hecho de no ser otra comedia posiblemente sea su única virtud porque de ahi en fuera estamos ante un producto que de principio a fin no termina por decidir que es. Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal) son un par de muchachos quienes sufren por todos los estratos de la pobreza, pierden un arma y buscan la manera de recuperarla... y nada más.

Un grave problema es que no tenemos trama en sí, sino más bien una anécdota curiosa y algo surrealista (o es lo que pretendía el director), o eso parece porque las situaciones son tan exageradas y mostradas con tan poca sutileza que parece teatro callejero más que un retrato de la realidad. Desde el protagonista que se dirige a una locación solo para que su padre de la nada lo golpee, el vagabundo que quiere violar una menor para intensificar más el drama de un linchamiento, hasta el mismo padre matando un guajolote (pavo) salpicando de sangre a su mujer (para nada una referencia a la gallina en Los Olvidados de Buñuel).

Si las situaciones parecen sacadas de manga, las actuaciones no ayudan para alejarse de un tratamiento melodramático. Todos los actores muestran un tono sobreactuado para sus ya de por sí unidimensionales personajes; las groserías y los modismos son forzados, varios estan en tonos distintos. Por supuesto, Gael García no se pudo resistir a mostrar que es un “director serio” al contratar a algunos no-actores quienes como siempre se les nota lo pésimo que están dirigidos. Encima el audio estaba tan mal tratado que todos parecían estar doblando sus líneas en una cabina que actuando en locación. 

Y ese final... bueno regresando un poco a Los Olvidados, de la que muchos la han comparado, la fuerza de ese filme se centra en sus personajes, cada uno representando los vicios de la sociedad mexicana, sumamente alejada de los estereotipos idealizados en las películas de Pedro Infante. En Chicuariotes, en pleno 2019, la gran mayoría son clichés: el padre violento, la hermana sexualmente activa, el hermano gay, el adulto conservador pero hipócrita (?), el vagabundo pervertido, el amigo introvertido, etc. Ninguno es particularmente interesante, ninguno aporta nada al conflicto central del protagonista (cosa contraria el filme de Buñuel), es más, ¿el prota tiene conflicto?

Cierto el roba el arma de su papá para usarlo en asaltos, el carnicero se la quita y este secuestra al hijo de este para recuperarla. Pero todo es conflicto externo, el interno está demasiado ambiguo que incluso diríamos que es inexistente y para un filme de crítica social, uno esperaría una propuesta vanguardista para que el personaje se mantenga estático. 


Pero no, todo concluye en el cliché del final abierto, donde el protagonista contempla el fuego, ¿una representación de su actitud destructiva?, no lo sé y francamente tampoco importa. Gael como buen niño rico con recurso público hizo otra película para europeos y el resto, hambrientos por un cine diferente se lo compraron, en realidad no es nada nuevo.

lunes, 29 de julio de 2019

Toy Story 4 – De lo dado lo obtenido


Cuando se anunció la cuarta entrega de esta mítica franquicia, la reacciones fueron mixtas, desde quienes la ven como otro intento absurdo de la casa del ratón para hacer dinero a costa de un producto innecesario, a lo que a pesar de todo estaban dispuestos a darle la bienvenida. 

A diferencia de otras secuelas desabridas de Pixar como Incredibles 2 o las continuaciones de Cars, con Toy Story 4 tenemos un film bastante digno aunque desafortunadamente sufre por tener fallas más notorias que sus predecesoras además que llevará el estigma de ser una película de más.
El apartado visual es impecable, sabemos que es Pixar y con esos presupuestos que se cargan la calidad de sus animaciones debería ser alta debería como mínimo, pero ellos logran siempre superarse. El nivel detalle en las texturas como la madera, el metal, las plantas, la diferencia entre el plástico de Woody y el de Forky por ejemplo. El uso de la iluminación entre con ventanas, texturas, agua, variando con las fuentes de luz. A diferencia de El Gran Dinosaurio cuyos fondos hiperrealistas chocaban con sus personajes caricaturescos, aquí se logra un balance entre sus fondos realistas y los personajes icónicos desde hace 24 años.

Los nuevos personajes como Gabby Gabby, Forky, Duke Caboom, Ducky y Bunny son buena adiciones al ya larguísimo cast de personajes; los primeros teniendo arcos interesantes y emotivos. Pero esta es una nueva Toy Story 2 ya que Woody es quien nuevamente tiene el mayor peso dramático y enfoque; si en la última entrega el punto era el de dejar ir a Andy, ahora es hacer su vida aparte. Así es como llegamos a Bo Beep quien pasa a un rol más proactivo e independiente debido a sus experiencias pasadas, aunque en ocasiones este recurso se exagera.

Debido a esto con Woody y los nuevos personajes, se sacrifican cualquier arco posible para el resto de las juguetes, incluso los introducidos en la anterior entrega solo continúan como muebles en la película. Y tomando en cuenta su final, si resulta un tanto decepcionante que a duras penas tengamos algo relevante con Buzz, Jessie, o Slinky.

Si bien es un problema bastante notorio, Toy Story 4 aún es una película lo suficientemente emotiva, entrañable y visualmente bella como para justificar su existencia.


lunes, 15 de julio de 2019

Us - Crítica



No podemos negar que la primera mitad de Us es excelente: una tensión y misterio bien cimentados, un magistral movimiento de cámaras, una paleta de colores interesante y una formidable actuación de Lupita Nyong'o.

La primera escena no solo nos coloca en tono, sino propone la calidad que tendrá la al menos la primera parte: una niña quien en una noche en una feria con sus padres aprovecha que están distraídos y se desvía donde tiene una experiencia sobrenatural: solo ahí Pelee hace cine.

De ahí vamos un poco a lo tradicional, una familia tiene un viaje a la playa; un esposo burlón,  una hija debatiendo sus habilidades escolares y un niño que hace trucos de magia, quienes muy pronto estarán a merced del horror. Mencionando a Nyong'o quien sin dudas se luce en todas la facetas del personaje, sobre todo su semblante misterioso bajo un perfil de esposa común y corriente.

Luego tenemos la primera interacción de estos con sus dobles paralelos (Doppelgängers), seres que son la versión corrompida de cada miembro de la familia; en toda la escena tenemos al director subiendo las expectativas entre la tensión dramática y el terror psicológico de nuestro personajes.

Sin embargo, es después de esto que el film se le cae, puesto que se vuelve una especie de zombie film (con unos niveles arriba), con la familia escapando de sus raptores que solo juegan con ellos mientras que cualquier otro personaje muere rápidamente, esta rutina llega a ser un tanto molesta pues resalta las conveniencias del guión.

También hay varios giros que llegan a lastimar el concepto, así como hay otros que resultan muy predecibles. Aunque aprecie la dirección anteriormente también he de decir lo predecible que es el giro principal, no quiero spoilear y entiendo que manejar el misterio durante el film sin ser tan directo puede resultar complicado, pero siempre hay una manera. 
Hubo un momento donde parece que va por otra ruta pero al final solo confirmo sospechas, y el mismo giro por sí solo no es malo además que se logra explorar las implicaciones del mismo en cierto sentido, pero entre eso y que la historia se hace menos interesante, pues lastima el film final.

Ya podríamos ir al final tan controvertido ya con varias lecturas, para efectos de esta crítica no podré irme más a detalle pero basta decir que Pelee hizo una exploración del ser humano y su lado salvaje, de alguna forma todos “usamos una máscara” (o un doble), aquel lado que no sólo ocultamos sino que pretendemos que nunca podría existir, uno donde podemos llegar a nuestro límite en una situación de crisis, donde a veces es difícil saber quién es el doble.

Nuevo Orden (2020) - La aburrida y apolítica sugerencia de Michel Franco

Mucho se ha dicho sobre la nueva cinta de Michel Franco, que si es racista, clasista, un gran ejemplo de mensajes reaccionarios, etc. Pero l...